viernes, 29 de marzo de 2013

Semáforo en rojo

Intenté llegar a tiempo al cruce, pero no pude. La luz verde pasó a amarilla y de ahí a rojo. Dejé la carrera y terminé el recorrido andando. Cuando me paré esperando a que el semáforo se pusiera en verde alguien atrajo mi atención. 
Una señora con una niña en brazos sobre un cartón. Ninguna tenía zapatos y apenas ropa de verdad, sino mantas. La mujer sostenía a la pequeña y le cantaba una nana en bajito. Me acerqué más.

Pensamientos de tela

Si había alguien cuya vida no era más que agujas y tela, esa era yo. De nuevo en mi mesa de siempre cosiendo un nuevo encargo. Coser podía convertirse en algo tremendamente aburrido si se convertía en rutina. Por ello estaba escuchando una de mis telenovelas favoritas, Francia.
En aquella casa que se caía a trozos era tarea difícil divertirse. Tal vez mi vida no sería tan aburrida si mi hijo viniera más a menudo. Envidio a mis ancianas amigas cuando tienen visita. Pero qué se le va a hacer.

miércoles, 27 de marzo de 2013

10 días - Capítulo 1

Día 1
Al menos es el primer día que me despierto y estoy sola en casa. Ni siquiera a aparecido el gato por los rincones. ¿Lo peor? Que cuando he llamado nadie ha contestado.Entonces se me ocurrió salir a la calle. Nadie. Fui entrando en todos los establecimientos de mi calle. Estaban abiertos, pero vacíos.  De hecho me aventuré a entrar en las puertas de acceso prohibido. Pero nada.
Ahora estoy en casa con todas las luces encendidas y música bajita. El móvil en la mano y las llaves en mi bolsillo. Son las nueve de la noche, hoy no dormiré.

Día 2
Me he despertado con la casa como la dejé. Pero sigue sin haber nadie ahí fuera.

domingo, 24 de marzo de 2013

La última de los Románov

Corría a duras penas, como se suele decir. La jovencita que andaba con esa dificultad me miró suplicante. Tenía la cara sangrienta, de hecho, tenía dos agujeros seguramente de balas en el estómago y en el pecho. No dudé en acercarme a ella.
—¿Qué te ha pasado?
—El fotógrafo... se cerraron las puertas... papá murió, mamá murió... y Tatiana... y María... y las joyas... —se desabrochó la chaqueta. Incrustados en su cuerpo había joyas de todo tipo: collares de oro, pulseras de plata, anillos de diamante, pendientes de rubí, gargantillas de esmeraldas.