—¡Hombre, que no deja sentarse a la señora cuando está el autobús vacío!
—Ya, pero oiga, que solo es una niña…
—¡Ya lo sé! ¡Ya la veo que es una niña! Es que no se les enseñan a los niños de ahora.
—Pero que lo ha hecho porque iba conmigo.
—¡Anda ya!
—Mire, usted no tiene que gritarla ni nada.
—¡Venga hombre!
—Oiga, que había asientos para personas mayores al lado, señora.
—¿¡Y qué más le da levantarse y ceder!? ¿Qué más le da estarse de pie?
—Mire, que estaba el autobús vacío…
—¡Pues por eso mismo!
—Pues ya está hombre, no hay que ponerse así con una niña.
—¡La juventud de hoy en día!