martes, 14 de abril de 2015

Experimento surrealista 2º

Ah


Veo las mariposas de papel volando a mi alrededor, formando remolinos de pelo que se clavan en mi piel. Suben, escalan hasta mi cintura y la rodean suavemente como si fuera algodón. Algodón de nubecitas blancas que poco a poco se tiñen de rojo, tan rápido que se seca y la costra me viste de arriba abajo. Mi perfume metálico me tira de los brazos, me zarandean, me zarandeas. ¿A dónde quieres llevarme? Ah sí, te gustaba mi cuerpo de hiedra. Te ofrecí probarlo pero yo no sabía que era venenosa. Aunque tiene sentido, tenía tantas venas a punto de explotar que no podía evitar pinchar para ver las cascadas en su Amazonas. Pero tú preferías invertir el efecto y que el río quedase en caudal y añadir colorante transparente. Y yo me iba volando como las mariposas de plástico, saltando de planeta en planeta hasta llegar a Marte. Combinaba el rojo de mis labios con nuestras marcas, y qué bien quedaba.

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